El repentino fallecimiento de Bill Russell fue un golpe moral muy duro para Estados Unidos en general y para la franquicia de Boston en particular. El que fuera 11 veces campeón de la NBA con los Celtics es considerado (casi) unánimemente el mejor jugador que ha vestido nunca la camiseta verde, el GOAT del Boston Garden y una pieza clave en la mística deportiva de la ciudad, como pueden ser Tom Brady o Bobby Orr.
Nueve veces como jugador, otras dos como jugador-entrenador e incluso desde la cabina de prensa, Bill Russell ha estado involucrado en la mayoría de los títulos NBA de Boston y es justo y necesario que, en el primer año sin él, la franquicia le rinda un sentido homenaje durante toda la temporada.
Un parche con el #6
Durante la temporada 2020/21, tras la muerte de Tommy Heinsohn, el equipo llevo una cinta negra en la camiseta con el nombre del exjugador, entrenador y comentarista: TOMMY decía, situado en el hombro izquierdo. Luego fue KC Jones quien también nos dejaba y su nombre pasaba a estar al lado del de Heinsohn. Este último año, era Sam Jones quien fallecía a los 88 años de edad y Boston jugo todo el curso con el #24 en el mismo hombro.
Insertar el #6 en la camiseta de esta temporada es obligatorio. Los Celtics tienen que añadir un parche con el dorsal que Bill Russell uso toda su carrera, en la universidad, selección nacional y baloncesto profesional. Porque a nadie representa ese dorsal más que al propio Bill Russell. Sería bonito emplazarlo cerca del corazón, donde ahora mismo hay un logo de Vista Print en un acuerdo de tres temporadas que aporta $7 millones anuales. Bill vale más que eso.
El logo que tienen ahora mismo los Celtics como foto de perfil o que puedes encontrar en el tranvía de nuestra foto de perfil o de cabecera sería un ejemplo perfecto: negro, por el luto (y la lucha social), con el dorsal de color verde y los tréboles para celebrar los banners que gano con la franquicia. Y para mejorarlo todavía, se debería vestir en una camiseta histórica y clásica. La que utilizaban los Celtics en la década de los sesenta cuando Bill era jugador. La que abre este artículo, con los pantalones cortos y con la palabra Boston en el pecho.
Recuperar la mística Celtics
Parte del ejercicio ya está hecho, pero toca lo más difícil, mantenerlo. El equipo, en la primera temporada de Udoka, recupero el juego que ha caracterizado a la franquicia durante las épocas más gloriosas (1960s, 1980s, 2010s). Un juego basado en dos pilares por encima del resto: defensa y juego coral. Y hacerlo con una base de jugadores elegidos por la franquicia en el draft y desarrollados en casa, o conseguidos en sus primeros años como profesional, como Bill Russell.
Ime ha conseguido que la defensa vuelva a ser el sello de identidad de este equipo. Termino el curso con un defensive rating de 106.2, el mejor de la liga con tramos donde se acercaba a 100. En 2008 el equipo también acabo con la mejor defensa de la liga, el año del último anillo. Si Boston quiere tener opciones de conseguir el título y al mismo tiempo, rendir tributo a Bill, la defensa tiene que ser el santo y senna del proyecto.
Dos personas tienen que liderar esa cruzada defensiva: el actual DPOY, Marcus Smart; el segundo, Robert Williams. Como Russell, Rob nació en Luisiana y se ha convertido en la verdadera pieza clave en el entramado defensivo verde. Y también igual que el #6, Williams es mucho más importante a la hora de cerrar rebotes y proteger el aro que de anotar para su equipo. Su rol es por y para el bien colectivo, mientras que los puntos, como hacían Sam Jones o John Havlicek, recaen en Tatum y Jaylen.
Ese es el segundo gran punto: trabajo colectivo. Los Celtics tienen en los Jays a dos estrellas de la liga, jugadores que deberían ser All Star o incluso, en el caso de Tatum, luchar por el MVP. Pero el único premio que importa a final de temporada es el anillo y para eso, las necesidades individuales tienen que quedar de lado. El equipo está por encima de cualquier jugador, requiere que los cinco jugadores en pista jueguen como uno solo.
Ganar por Bill Russell
La última, y la que sería la forma de homenaje más obvia y al mismo tiempo de mayor significado, sería hacer lo que mejor hizo Bill Russell en toda su carrera: ganar. Desde su llegada a la NCAA, Bill consiguió un total de 14 títulos (11x NBA, 2x NCAA y 1x JJOO).
Si los Celtics ganan el anillo esta temporada 2022/23, cerrarían el círculo. Dejarían una vez más a la franquicia de Massachusetts por encima del resto, desempatando con los Lakers con 17 anillos cada una. Bill Russell venció en siete ocasiones a los eternos rivales, tanto en Minneapolis como en Los Angeles, dejando el marcador 11-5 en títulos en 1969 con su retirada. Conseguir el campeonato volvería a poner a los Celtics como la franquicia en solitario con más títulos: nadie ha ganado 18.
Porque ganar el anillo sería el mejor homenaje posible para recordar a Bill Russell, el hombre que solo sabia ganar.